Hugo Ramírez Canaval (*)
Estamos en el "Mes de la Gloriosa Marina de Guerra del Perú", siempre esperado por los peruanos de bien –que gracias a Dios, somos la inmensa mayoría- porque es un mes en el que el orgullo nacional se revalora y nos hace vivir horas de satisfacciones por la herencia que otros peruanos nos han dejado y nos permite vivir con la frente en alto, así como porque tenemos la oportunidad de leer o escuchar información que nos alcanzan los periodistas -aunque son muy pocos, es cierto- que no figura en los libros de historia en los que estudiábamos mal hasta los años 70 y peor desde entonces...
El problema es que nuestros historiadores nunca nos han contado la historia verdadera y completa, que es imprescindible en una nación que se precia de un pasado lleno de honor y grandezas que nuestra Patria amada vivió hasta 1866, solamente 13 años antes de la invasión destructora...
Estimado lector, se imagina Ud. cómo tendríamos el amor propio y el orgullo nacional, si nuestros maestros nos hubieran contado alguna vez, que la escuadra española que los peruanos solos –sin pedir auxilio a nadie- derrotamos en el Callao aquella mañana gloriosa del 2 de Mayo de 1866, era la misma escuadra española que a su paso por aguas chilenas, amenazó con bombardear Valparaíso y los chilenos en lugar de defender su honor como hombres, entraron en pánico y vinieron a pedir que los defendamos? Así lo cuenta el historiador chileno Francisco Encina... Por supuesto, que nuestra escuadra fue a defenderlos y los defendimos en el Combate Naval de Abtao el 7 de febrero de 1866. Pero ¡Solamente 13 años después, nos invadieron!"
Sí, nos invadieron porque por culpa de los políticos, no teníamos armas para defender el honor y la integridad de la patria. El gobierno había licenciado al ejército y la marina en 1872. En el colmo del despropósito, aquellos llamaban "alarmistas" a Grau y a los marinos que pedían buques para enfrentar a los acorazados chilenos y el presidente de entonces decía: "Mi compadre Pinto (por el de Chile) no me va a hacer la guerra". La casta política en nuestra Patria no tiene remedio... así han sido y así son. En estos días, el presidente no quiere saber nada de la defensa de la Patria, no quiere ser amigo de "los militares" y ante el armamentismo y las amenazas de los halcones chilenos, propugna "el desarme", y sus pares... ¡se ríen!. El presidente no ha escuchado eso de "Los pueblos que olvidan su historia, están condenados a repetirla". Sólo que los políticos se habrán ido y el pueblo peruano repetirá la destrucción, las perversidades y el despojo...
Esto que le cuento del desconocimiento de nuestra historia, estimado lector, es solamente un ejemplo del triste y doloroso oscurantismo en que nos tienen nuestros historiadores, razón por la que los profesores de colegios no nos enseñan lo que deberían enseñar, afectando el orgullo nacional tan maltratado después de la desgraciada y perversa invasión que los ingleses financiaron y prepararon durante 10 años y luego impidieron que el Perú se defienda, al no permitirnos comprar -tardíamente- un par de buques.
La Campaña Naval de la Guerra del Guano y el Salitre es un emporio de muchos más ejemplos de la superior clase de los peruanos sobre los chilenos, que no los conocemos por la desidia de nuestros historiadores...¿desidia?
En un artículo publicado en estas mismas páginas de nuestro diario LA RAZON, el Miércoles 6 del presente, al hablar de LOS HOMBRES que se enfrentaron en aquella campaña, señalé que el italiano Tomás Caivano, dice: "El Perú, casi sin marina, tenía marinos valerosos e inteligentes que sabían sacar todo partido posible a los débiles y mezquinos elementos puestos a su disposición, mientras que Chile con una magnífica marina que en otras manos hubiera sido poderosísima, carecía completamente de buenos marinos".
Si a esto agregamos algunos ejemplos de cobardía de oficiales chilenos, que figuran en los libros chilenos y que deberían ser difundidos acá, otra sería la opinión de los peruanos sobre los chilenos. Por eso es que estimo necesario de toda urgencia, que se enseñe bien esa historia. Nuestros niños crecerían con otra idea del orgullo nacional y se reirían de las bravatas de los chilenos. Entonces se acabarían los atrevidos y los prepotentes...Y como esos días se acercan... ¡Quieren escribir otra historia... conjunta! Desde que algunos peruanos les refregamos eso del PANICO de 1866 y las cobardías de algunos de ellos en 1879, quieren borrar esas páginas.
Entre los halcones, están saliendo algunos inteligentes que no tenían antes.
Por eso es que nos quieren devolver el Huáscar. ¿Recuerda Ud. estimado lector?, hace poco estuvo de visita el Ministro de Defensa chileno y por encargo de los halcones, por supuesto, deslizó...(como quien no quiere) el asunto del Huáscar –que ellos son los que mueven cada cierto tiempo- para que un ingenuo de esos que nunca faltan acá, o uno de los "amigos de Chile", la agarre al vuelo y solicite "la devolución". La verdad es que los marinos chilenos quisieran deshacerse del Huáscar, porque ese buquecito peruano es la muestra viviente de la incapacidad de los marinos chilenos en la Campaña Naval de 1879. El problema es que el pueblo chileno considera que es un trofeo de aquella guerra, pero... es una vergüenza para algunos que quisieran desaparecerlo y de paso, aparecer generosos. ¡Suena raro!, ¿no? Con la conocida desigualdad en material de guerra de aquellos días, nunca nadie con dos dedos de frente podría considerar un trofeo la tenencia del Huáscar. Podría tal vez, ser un trofeo de parte de los políticos peruanos de entonces. Por mí, que lo conserven y lo cuiden, para que el mundo y los chilenos sigan aplaudiendo la calidad de los marinos peruanos - lo que incluye capacidad profesional por un lado y coraje y valentía, por otro- tanto que con ese buquecito pudieron inutilizar a toda la poderosa escuadra chilena por 6 meses.
Creo que es conveniente que así como señalé con cierto detalle el asunto del PANICO de 1866, le cuente también sobre otros casos de "cobardía frente al enemigo" registrados por los propios historiadores chilenos cuando escriben sobre la Campaña Naval de 1879, y hasta que se ocupen nuestros historiadores, nos encargaremos de recordarlo y difundirlo en estas páginas... ¡Por el orgullo nacional! ¡Volveremos!
(*) Contralmirante (r)
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